El arte y la matemática

   Les presento a Mark Rothko el expresionista abstracto por excelencia. Siempre me llamó la atención el arte moderno y en particular la pintura moderna. Aunque debo confesar que en un principio me causaba un poco de rechazo. Cada vez que visitaba el museo de bellas artes me maravillaba con la pintura clásica y me indignaba con la pintura moderna (pero no por esto dejaba de visitar este sector). Todavía me espanto cuando veo una tabla de lavar clavada en un cuadro pero ya no me sucede lo mismo con el expresionismo de Rothko. Creo que al principio no lo entendía y aunque hoy día sigo sin poder llegar a ese estado de trance místico que se le atribuye a su pintura, de a poco me voy acostumbrando a sus formas y colores. Tal vez sea esto lo que generalmente nos pasa cuando nos enfrentamos a la matemática por primera vez. No podemos apreciar su encanto con solo ver números y símbolos desconocidos entrelazándose. De a poco nos tenemos que ir acostumbrando a sus reglas, a sus principios, a sus razonamientos lógicos y luego de un tiempo, casi sin darnos cuenta, vemos como se van formando las ecuaciones, se concatenan los teoremas y aparece ante nuestros ojos un nuevo paisaje. Un paisaje cargado de formas, relaciones y simetrías. Un paisaje matemático.

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